Eso no estaba en mi libro de Historia del Circo
Javier Ramos¡Señores y señoras! ¡Damas y caballeros! ¡El mayor espectáculo del mundo ha llegado a su ciudad! Estas palabras son el preámbulo de la aparición de algo mágico, que despierta nuestro más tierno recuerdo. Existen pocas disciplinas que susciten en el espectador sentimientos tan universales como los de la risa, la admiración, la angustia, el suspenso, la alegría, el asombro, el miedo, el romance, la luz o la oscuridad. Todo eso... es el circo.
Al igual que la música, la pintura o el teatro, el espectáculo circense surge de una necesidad de expresión del ser humano que trasciende los límites, explora el riesgo, la superación personal y las emociones. Todo espectador sabe que, en él, lo esencial no es el ilusionismo sino el riesgo. Y que el artista circense no tiene nada que ocultar: todo está a la vista del público.